Am I in the picture? Am I getting in or out of it? I could be a ghost, an animal or a dead body, not just this girl standing on the corner…?

Francesca Woodman nació en Denver, Colorado (EEUU), el 3 de abril de 1958.

Se introdujo en el mundo del arte desde muy pequeña influenciada por sus padres, y entendió el arte no sólo como una forma de vivir, sino también como una manera de pensar. En 1977 realizó un intercambio en Roma cuya estancia marcó su obra para siempre. Sus fotografías empiezan a tener un aspecto más decadente y su trabajo se vuelve neurótico.

En su primera fotografía Self-portrait at thirteen ya se pueden identificar las características principales de su obra: fotografías cuadradas, en blanco y negro, con un sólo sujeto remarcado a través de la iluminación; el uso del autorretrato y el movimiento.

Francesca Woodman se traslada a New York en 1979 para abrirse camino dentro del mundo del arte. Envió dosieres a numerosas revistas de moda y varias galerías, pero tuvo que luchar contra el fracaso debido al constante rechazo por parte de algunos influyentes fotógrafos que empezaron a hundir su moral. Todo esto acompañado por una ruptura traumática que la sumió en una enorme depresión.

Las fotografías de Woodman exploran el género, la representación, la sexualidad y el cuerpo. Francesca elige como tema su cuerpo desnudo para mostrar lo más profundo e interno de sí misma. Su producción, más de 800 obras sin título, incluye varios retratos, utilizándose a ella misma y a sus amigos como modelos en entornos como edificios abandonados, utilizando espejos y cristales, evocando estados de ánimo surrealistas y, a veces, hasta claustrofóbicos. Las figuras suelen estar situadas detrás de muebles y otros elementos de interior y da importancia a las escenas domésticas, con elegancia y poesía por encima de lo banal. Elimina la relación artista-modelo así como la postura clásica, en favor del movimiento, aprovechándose de las largas exposiciones, como si se tratara de una transición entre lo físico y lo psicológico.

Es una de las artistas clave para comprender el proceso de exploración de la identidad y de la subjetividad en el arte contemporáneo, mediante el autorretrato, que es por excelencia el medio de exploración del propio yo; un vehículo para desvelar nuestro estado emocional.

Su obra presenta influencias tanto estadounidenses como europeas y se caracteriza por ser creada en una época en la que no hay un movimiento artístico determinado. Se engloba dentro de la vanguardia feminista de los años 70 y encaja dentro de las reglas de composición surrealistas. La artista no podía vivir sin la poesía, así que intentaba mezclar la realidad con su mundo utópico e idealizado.

Woodman no se interesó por la cultura de masas. Practicó técnicas de larga exposición como medio para capturar movimiento, desenfoque y, a veces, total desaparición.

El 19 de enero de 1981, Francesca Woodman se suicida saltando por una ventana del Lower East Side de Manhattan con tan solo 22 años.


Para finalizar, recomendamos consultar algunos de sus libros en la Biblioteca de Fotografía del IEFC, donde se puede encontrar una muestra significativa de sus trabajos.