Josep Maria de Llobet realiza una intervención artística a la antigua prisión Model de Barcelona, que se puede ver sobre su muro exterior.

El domingo 21 de enero de 2018, a las 15:00 horas, se abren las puertas de la antigua prisión Model de Barcelona. A partir de aquel momento se puede visitar libremente la intervención fotográfica Exposats: el valor de la intimitat que ha realizado el fotógrafo Josep Maria de Llobet sobre su muro exterior.

Foto: Josep Maria de Llobet

Exposats. El valor de la intimitat

El verano pasado recibí el encargo de realizar un reportaje fotográfico en La Model con el objetivo de documentar el estado del edificio y captar la huella de la Historia en este espacio singular y emblemático de la ciudad, una vez había dejado atrás su función penitenciaria.

Durante más de cien años La Model había sido una isla dentro de la ciudad de Barcelona, ​​separada del resto del mundo por un muro enorme. Se construyó siguiendo el modelo panóptico de J. Bentham, que a finales del S.XVIII imaginó un espacio arquitectónico que pretendía generar en el preso la convicción de que podía ser observado en cualquier momento. Un solo vigilante podía observar todos los presos, y así controlar a una población de cientos o, incluso, miles de personas.

La propuesta que ahora se presenta consiste en abrir ventanas en el muro perimetral de la prisión, exponiendo una selección de estas fotografías en su cara exterior, mirando hacia la ciudad, por lo que todo el mundo pueda ver qué se esconde detrás .

Las fotografías, así, no sólo son documento y memoria, sino que se convierten en un vehículo de comunicación entre la ciudadanía y este espacio mítico y maldito, siempre oculto, fuera de nuestros mapas cotidianos. Estas imágenes, que ahora son ventanas abiertas de par en par, muestran la intimidad de la prisión, y en verlas su misterio queda al descubierto.

Antes, con la pérdida de la libertad los presos también perdían el derecho a la intimidad. Al chabolo no se dormía -ni se plorava- solo, el lavabo no tenía puerta, se compartía el momento de la ducha y las paredes del locutorio -cuando se hablaba con los que se amaba- eran de cristal.

La vida sin libertad es una vida observada, vigilada. Dentro de la prisión la existencia es transparente, el misterio que nos hace individuales se diluye y hace a las personas más vulnerables.

Como dice el filósofo Byung-Chul Han, hoy, en la era de las redes sociales, vivimos en una sociedad de la transparencia, en un modelo panóptico digital donde ya no es necesario un muro que separe el interior. Aquí dentro todos nos miramos a todos, y exponemos voluntariamente nuestra intimidad como una mercancía. Así nos convertimos en seres cada vez más transparentes, y por lo tanto más vulnerables.

Ahora que hemos abierto las puertas -y estas ventanas- de La Model, quizás es un buen momento para preguntarnos si no estaremos construyendo entre todos un nuevo modelo de prisión sin muros, donde todo el mundo vigila todos.

Quizás tendríamos que recuperar el valor de la intimidad.